16 / 03 / 2017
El presente ensayo lo elaboré como examen final en la materia de Fenomenología de la Religión en el Doctorado en Humanidades, Hermann Choen fue un filosofo alemán Judío (1842-1918), fundador de la escuela Neokanteana de Marburgo, el titulo refiere el contenido del mismo, espero lo disfruten.
El primer ensayo, el prójimo Raíz y origen del mandamiento de amor al prójimo (1894), la propuesta de Hermann Cohen[1] es que el amor al prójimo no es solamente un problema ético, sino también un problema de la religión, siendo en esta última, la religión en donde surgen contradicciones cuando reconoce como ser humano aún a quien no ha sido purificado por ella, y en otros momentos obliga y refiere no relacionarse o tratar de diferente manera al forastero, esta contradicción no solo se manifiesta en lo religioso, sino también es en sí una contradicción entre moralidad y religión.
La moralidad conoce al ente natural que esta en relación con otros entes naturales, mientras que la religión trata de conocer del ente con algo sobre natural. En este orden de ideas el amor al prójimo dice Cohen no pudo haber surgido de la tolerancia política, ya que el concepto de Dios en el hombre primitivo es un concepto religioso, es decir en función de un orden sobre natural y no político natural, precisamente el estado surge de ese orden sobre natural como un orientador del hombre a través de normas que establecen prohibiciones y obligaciones, con lo cual se genera un orden, una manifestación del amor podríamos decir.
Las primeras obligaciones que surgen en el antiguo testamento y en la Tora están las prohibiciones de salir los sábados, no matar, no robar, la obligación de amar al prójimo, amar al forastero, este concepto de forastero, como ya se dijo al principio del análisis de este ensayo, generó problemas o mas bien confusión entre la comunidad (la creada por el orden, por el derecho divino) no estaban muy claros los conceptos en los mandamientos, ya que parecía contradictorio hablar de prójimo y hablar de forastero, fue Jesucristo quién llego a dar claridad en los conceptos.
A pregunta de los letrados, sobre cual era el primer mandamiento que se debía seguir, Jesucristo menciono que “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Dios, y amaras al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas”, después, amarás a tu prójimo como a ti mismo” podemos mencionar que los diez mandamientos en el cristianismo y en la Tora de resumen en dos; amaras a Dios sobre todas las cosas y al prójimo (Mt 22; 37-40)[2].
El segundo ensayo, el prójimo una investigación crítica sobre la interpretación correcta e incorrecta del mandamiento bíblico de amar al prójimo (1914), la propuesta de Herman Cohen[3] radica en una explicación, consideramos que complementaria al ensayo anterior de la explicación de la confusión o el mal entendido del amor al prójimo, la legitimación de la cultura política, de la cultura histórica de la humanidad dice Cohen sería mayor si se reconociera verdaderamente el contenido de lo que significa amar al prójimo; continúa diciendo que el Talmut tiene pasajes en donde habla del amor al forastero, esto como ya se dijo fue malentendido en la religión convirtiendo el amor al prójimo en un eslogan superficial, hay confución entre la moralidad y la religión, cabe mencionar que la Ley fundamental de ambas moralidad y religión es y debe ser el amor al prójimo.
Continúa en este ensayo comentando además, para fundamentar su discurso que inclusive en la guerra se ama al prójimo, es, dice, el fundamento del derecho de gentes, el derecho internacional en tiempos de guerra, precisamente al entender el concepto de amor al prójimo podemos entender lo que es el amor, se pierde el sentimentalismo y se despierta el interés, de otra manera dice Cohen nos volveríamos indiferentes.
El tercer ensayo, el amor al prójimo en el Talmud dictamen sometido al Real Tribunal Regional de Marburgo (1888), la propuesta de Hermann Cohen[4] es muy interesante, Cohen fue nombrado perito en un caso de difamación en contra de un maestro de primaria que había emitido comentarios respecto de la comuna de Marburgo y la sociedad religios judía presento una denuncia, el fisacal presento el caso ante los tribunales y fue llamado como perito Hermann Cohen; el tribunal le formulo dos preguntas, 1) Los preceptos de fe y de moral, contenidos en el Talmud, ¿han de ser tenidos como mandamientos obligatorios para los fieles judíos? Una difamación del Talmud ¿ha de ser tenida como una difamación de la comunidad religiosa judía o de alguna de sus instituciones? 2) ¿Es verdad que en el Talmud está escrito: “La ley de Moisés es válida sólo para las relaciones de un judío a otro, pero no para los goyim, a quienes os está permitido expoliar y defraudar?.
La respuesta a la primer pregunta fue que el hombre histórico adolece del prejuicio, según el cual todos los sistemas morales, tanto filosóficos, como religiosos, se distinguen principalmente por el contenido de los preceptos morales, la diferencia podemos decir consiste en el contenido, así que en respuesta cada judío, que este interesado en el honor de su fe, se siente ligado al Talmud, que siente como injuria a la cumunidad religiosa judía cualquier comentario invectivo contra el Talmud en lo que atañe a sus conceptos morales fundamentales.
Podemos darnos cuenta que la respuesta a la pregunta primera es afirmativa, sin embrago, es muy interesante la respuesta a la segunda pregunta, explica que el Talmut de acuerdo a los conceptos que como Judío esta familiarizado, distingue entre un ciudadano (Noájida) y el idolatra, entendiendo al idolatra a la persona que asesina, roba, practica la sodomia, es decir lo contrario al ciudadano, entendemos pues que no se refiere un derecho de excepción, sino que por el comtrario es un margen que establece que los no ciudadanos, es decir quienes no observen la ley de Moises son castigados.
Este ensayo nos complementa los ensayos primero y segundo, nos va llevando de la mano para poder entender el amor al prójimo, como ya se dijo, una confución del concepto distorciona la realidad personal y social, nos divide como personas, como seres humano, aquí la trascendencia de este ensayo que como un eslabon une al cuarto ensayo cuando nos decanta el amor al prójimo ya como una alianza, fidelidad, unión.
Así, el cuarto ensayo, el amor en los conceptos de Dios y hombre (1900). El amor como atributo de Dios, la propuesta de Cohen[5] radica en explicar como ya se dijo que el amor al prójimo es en si una alianza con Dios, una alianza de amor, en donde la fidelidad es muy importante para reafirmar ese compromiso, el compromiso de amar, que como ya se dijo es el primer mandamiento, amar a Dios por sobre todas las cosas”, luego con estos conceptos podemos entender a lo sexual como un manifestación del amor, una manifestación de Dios, dice Cohen que la espiritualidad estética es la que sirve de puente para fundamentar principios y nosotros decimos valores también, éticos.
El amor de Dios no se merece, se agradece, la gracia al igual que la belleza es incondicional y gratuita, así también el amor de Dios es libre don de su ser, el amor es una gracia que el hombre no merece. El concepto de Dios, determina el amor de Dios, concluye este ensayo manifestando que sigue en pie la meditación de, “y el amor al ser humano no nos une por si solo con Dios”, para nosotros mas que continuar con una meditación, es aquí en donde hay una revelación divina.
REVELACIÓN DIVINA
Por lo expuesto anteriormente podemos decir que el hombre desde el principio a querido saber, ha pensado y ese pensamiento se ha manifestado en un estado, es decir un estado de las ideas del hombre y su entorno, como explica Cohenn el amor de Dios nos fue dado como un orden sobrenatural del estado que pensamos desde el principio, entendido el orden como un método organizado y coordinado para alcanzar un objetivo, el objetivo del Ser. Bajo este enfoque, el estado es derecho, es orden, y el orden es en si la organización de las partes para hacer algo funcional y preciso, lo cual implica la presencia de una finalidad (expiar nuestros pecados) y, como puede deducirse, de una acción inteligente para trascender, para encontrarnos con Dios.
El hombre, en su vida, desde le principio se encuentra con otros hombres, siempre y necesariamente si excepción. La presencia del prójimo en nuestra propia vida no es un hecho accidental. Es, por el contrario, un hecho universal y necesario como ya se dijo para trascender, esta es la revelación divina, el prójimo es la posibilidad que tenemos de encontrarnos con Dios, la revelación que encontramos en “El Prójimo” es con la meditación que nos deja Cohen en su último ensayo cuando dice que “y el amor al ser humano no nos une por si solo con Dios”, es esta meditación en si misma una revelación divina, claro que no nos une el amor con Dios, porque el amor es libre don de Dios de su ser, no se merece, se agradece.
El amor presupone el valor humano, pero es la gracia que el hombre no merece, así, Dios envió porque nos ama a su hijo, Jesucristo, en este orden de ideas, nosotros también somos sus hijos y somos hermanos de Jesucristo, por eso, debemos seguir su ejemplo y cumplir con el compromiso, con nuestra alianza divina, amar a Dios por sobre todas las cosas, luego entonces estamos obligados moralmente a entregar lo que no merecemos, entregar nuestra vida por amor para encontrarnos con Dios, hay que morir para vivir.
CONCLUSION.
Somos nada, y es la capacidad de pensar y razonar la que nos confirma y nos define en un momento determinado nuestra existencia como hombres, el pensamiento nos pone en marcha, el pensamiento es acción, y esta acción como verbo en una oración crea, para poder crear necesitamos al otro, al prójimo, y el amor es el orden sobrenatural del estado que pensamos, entendido el orden como un método organizado y coordinado para alcanzar un objetivo, este objetivo es el encuentro con Dios.
Luego entonces la presencia del prójimo en nuestra propia vida no es un hecho accidental. Es, por el contrario, un hecho universal y necesario para el encuentro con Dios, un encuentro que solo se logra entregando nuestra vida al prójimo por amor, igual que Jesucristo fuimos enviados como hijos de Dios a expiar nuestros pecados, solo así estaremos mas cerca del reino de Dios.
[1] Hermann Cohen, El Projimo.
[2] La Biblia
[3] Cohen “Segundo Ensayo”
[4] Cohen, “Tercer Ensayo”
[5] Cohen “Cuarto Ensayo”